Estar sereno es dejarse fluir de acuerdo con las circunstancias de cada momento, conociendo y saboreando cada instante y sabiendo que nada es permanente. Esa serenidad viene del alma y es dentro de nosotros el único centro permanente que nos nutre durante el proceso de comprender que los buenos y los malos momentos de la vida pasan y forman parte de nuestro crecimiento espiritual... ¡ Vivo serenamente en la plenitud de cada momento presente!!!
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